Pies negros

 

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  • Los pies negros son una tribu de amerindios asentados en Montana. Muchos miembros de la tribu viven actualmente como parte de la Nación Pies Negros en el noroeste de Montana, con la población concentrada en Browning.
    El nombre de la tribu deriva del hecho de que pintaban sus mocasines con motivos de color negro.
    Los pies negros están estrechamente relacionados con otras tres primeras naciones de la provincia canadiense de Alberta: la Nación Kainai, los peiganos del Norte y la Nación Siksiká. A veces estos pueblos y los pies negros son señalados colectivamente como los Confederación de los Pies Negros.

  • Las relaciones del idioma siksiká (hablado por los indígenas pies negros) con otros idiomas de la familia algonquiana indican que los pies negros vivieron en algún lugar al oeste de los Grandes Lagos. Aunque practicaban un poco la agricultura, eran parcialmente nómadas. Se movían en dirección al oeste en parte por la introducción de los caballos y las armas y se convirtieron en parte de la cultura de los indios de las Planicies a principios de 1800. En 1900, se estimaba que había 20.000 miembros de la tribu y en conteos más recientes se calcula que son 25.000. La población descendió dramáticamente cuando el pueblo pies negros sufrió brotes de enfermedades, hambrunas y guerra, como la hambruna de 1882 cuando la última caza de bisontes americanos fracasó.
    Los pies negros y otras tribus nómadas del continente americano vivían en los tipis, tiendas fáciles de montar, plegar y transportar que solían medir tres metros de alto por 4,5 de diámetro.
    Los pies negros se alimentaban de la carne de búfalo y de antílope; nunca de la de aves ni perros (éstos empleados como animales de carga). Pescaban ocasionalmente y no cultivaban plantas (sólo el tabaco con fines rituales), sino que las recolectaban, sobre todo tubérculos. Cocinaban los alimentos asándolos en una hoguera.
    El curtido de la piel (al aire libre) y la elaboración de ropa, zapatos y tela para los tipis recaían en las mujeres. Ellas también se encargaban de levantar las tiendas, llevar un control sobre las reservas de agua y leña, recolectar plantas silvestres y cuidar de los más pequeños. Los hombres, además de cazar y fabricar las armas, pintaban los tipis y sus ropas.
    La Danza del Sol era una de las ceremonias religiosas más importantes. Celebrada en el solsticio de verano, durante cuatro u ocho días, simbolizaba la regeneración cíclica de la naturaleza y el renacimiento espiritual del hombre. Los participantes eran jóvenes que pasaban de asumir responsabilidades comunitarias y familiares. Para dar este paso, debían ausentarse unos días y practicar el ayuno. El chamán dirigía las danzas, cantos y ofrendas necesarios para que los neófitos tuvieran una visión de su espíritu guardián y recibieran de éste los poderes para curar, defender o dirigir a su pueblo.

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